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Pueblos originarios zona central de Chile |
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Invocación:
“Deberás correr más rápido si
quieres permanecer en el mismo sitio”
Lewis Carroll
Pueblos originarios de la Zona Central de Chile.
INTRODUCCIÓN:
Hoy me corresponde el honor de presentar una plancha de investigación histórica, acerca de nuestros pueblos originarios, característica de nuestra logia. Sin duda ha sido un tema de investigación apasionante, ya que es muy específico y altamente técnico. Por esta razón es que el título es “Pueblos originarios de la Zona Central”.
El periodo que analizaremos en esta plancha corresponde a la Prehistoria de Chile, desde sus orígenes hasta los albores de la Conquista. Marcando los inicios entre el 300 aev y el 900 ev,
y consolidándose desde el 900 al 1.470 ev.
La zona central de Chile, tradicionalmente un área marginal en relación a los desarrollos más complejos de las áreas nortinas, desarrolló una cultura propia en función de las necesidades de optimización de recursos y aprovechamientos de su medio.
En esta perspectiva el Periodo Temprano cobra significación, pues hay un ajuste a las nuevas condiciones ambientales generadas en el Holoceno y al momento clave de diferenciación e identificación cultural y étnica de las poblaciones. El Periodo Medio es poco estudiado, salvo por algunas evidencias ceramológicas. Sin embargo la gran consolidación de la zona se produce durante el Periodo Tardío, en donde la cultura Aconcagua, extendida de mar a cordillera, ocupa todos los hábitats con un máximo desarrollo agroalfarero. También se desarrollarán algunas ideas sobre relaciones entre grupos de la zona central y contemporáneos vecinos y en especial a una gran batalla entre Picunches o Picones, e Incas.
DESARROLLO:
Antecedentes ambientales:
La variable medioambiental es literalmente vital para entender el poblamiento humano durante este periodo. Aunque las unidades morfológicas y del relieve no han cambiado sustancialmente en los últimos 2.000 años, son pequeñas variaciones del paisaje causados por cambios de clima, vegetación o topografía los que explican la conducta del ser humano. Por ejemplo el patrón de poblamiento de la microrregión de Colina y Chacabuco no se puede entender sin saber la vegetación existente en esa época. De igual forma ciclos climáticos lluviosos explican las inundaciones que obligaron a abandonar la caverna El Carrizo en el cordón de Chacabuco. El valle de Santiago en este periodo estaba 2 metros más profundo que el actual nivel, lo que hace que la topografía sea muy diferente en la actualidad. En la costa, la disponibilidad de pequeñas terrazas aluviales estuvo en estrecha relación con las variaciones del nivel del mar, que poco antes de este periodo se estabiliza a la cota actual. Por último el comportamiento de algunas especies animales y vegetales es indispensable para explicar asentamientos humanos en el sector y han experimentado importantes variaciones en el tiempo. Las áreas habitadas por el hombre, habitualmente bajo los 1.500 metros de altura, poseen un clima templado cálido con estación seca prolongada de 7 a 8 meses. Los estudios dendrocronológicos , en anillos de árbol de Ciprés realizados en los valles de Aconcagua y Maipo, demostraron que el clima de los últimos 1.000 años ha sido semejante al actual, caracterizado por la alternancia de ciclos húmedos y secos , igual o más rigurosos que los que nos han afectado en la actualidad.
Este importante sistema de ciclos cortos, en los que incide de manera significativa la corriente marítima de El Niño, es básico para entender la dinámica de asentamiento prehispánico pues se basa en la periódica ocupación y abandono de diferentes sitios debido a la alternancia de inundaciones y sequías.
En la Zona Central se configuran tres unidades morfológico-ambientales que hacen posible el asentamiento humano.
1.- Complejo productor cordillerano.
2.- Complejo productor del valle.
3.- Complejo productor litoral.
Complejo productor cordillerano:
La cordillera de los Andes posee conformación maciza y elevada. Con cumbres que tienden a disminuir hacia el sur y que no dejan pasos inferiores a los 3.200 metros sobre el nivel del mar. Posee macroformas planas que tienen gran interés humano, dado que se usan para establecer pastizales de verano. En los Andes de Santiago se han reconocido 5 escalones vegetacionales que permiten la permanencia de hombres y animales durante todo el año usando el simple traslado estacional, se ha estimado que existe el potencial de pastos suficientes para haber sostenido una masa de 42.000 camélidos , que se traduce en una importante fuente de alimentos. Existe también una excelente variedad de materias primas líticas tan exclusivas como la obsidiana y el basalto, muy utilizados en la elaboración de instrumentos.
La cordillera de la Costa aparece como una montaña disimétrica con formas andinas en Valparaíso y Santiago (alturas de más 2.000 metros sobre el nivel del mar). Que disminuyen abruptamente hacia el sur. El fondo es plano y rico en aluviones de limo que lo hace altamente fértil en términos agrícolas, como el sector de El Puangue. La vegetación original era bosque esclerófilo y probablemente laurifolio, como es en la actualidad en las quebradas, con aportes de frutos de alto valor nutritivo. Siendo así un sector rico en recursos silvestres para la recolección.
Complejo productor del valle:
Incluye rinconadas, zonas de transición y planicies que exhiben condiciones para el cultivo. Destaca por su magnitud el llano longitudinal, sin embargo en la mayoría de los casos exige riego artificial. Por otro lado las rinconadas frente a las quebradas dan facilidades para el cultivo en ausencia de regadío artificial. Las franjas de transición entre dos formaciones vegetacionales fueron los lugares preferidos para asentamientos humanos.
Complejo productor litoral:
Las planicies costeras entre el macizo costero y el océano Pacífico constituyen una entidad morfológica denominadas terrazas marinas de alturas variables. La franja litoral adyacente ofrece según sea litoral arenoso, (crustáceos, bivalvos y aves), litoral rocoso (algas, moluscos con concha y aves guaneras) o sustrato marino (sardina, jurel, merluza y mamíferos marinos) El ámbito litoral representó un núcleo de gran heterogeneidad biótica. Uno lacustre-litoral con recursos vegetales (totorales y juncáceas) y animales (coipo, garza, tagua y peces), otro ámbito es la desembocadura de ríos y esteros que forman terrazas aluviales aptas para la agricultura.
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En el Periodo Alfarero Temprano de Chile central existieron pueblos que originaron asentamientos, fabricando alfarería y trabajo agrícola. Chile central es una zona intermedia que generó vinculaciones entre grupos de valles transversales nortinos, con el noroeste y centro-oeste argentino y con la zona sur de Chile. Fundamentalmente la vinculación nortina se representa por la tradición Bato, siendo la más local el complejo cultural Llolleo.
La tradición Bato, se organiza en los lomajes litorales junto con sistemas de quebradas y, en los valles interiores en ambientes cordilleranos. Aunque la tendencia mayor fue ocupar los sectores del norte del río Maipo. Lo anterior se demuestra por el uso que hacen estas poblaciones del tembetá, mamelones, pipas y alfarería que las relaciona por sus contactos con los grupos Molle del Norte Chico y sectores trasandinos. Los asentamientos están emplazados preferentemente en lomajes o terrazas litorales, cercanos a vertientes o quebradas que bajan desde la cordillera de la Costa hacia el mar. Usando así recursos marinos y, flora y fauna continentales, destacando la caza de camélidos y aves, se han encontrado gran cantidad de puntas líticas en sus asentamientos. En el interior se han reconocido restos culturales de esta tradición que incluye morteros colectivos asociados a la recolección de frutos de algarrobo. Sus asentamientos corresponden a núcleos pequeños de caseríos o refugios semipermanentes con una población escasa y bastante móvil. Las áreas destinadas a enterratorios están en la periferia o bajo las mismas unidades habitacionales. Es probable que en algunos ritos mortuorios de esta tradición se incluyera sacrificios de camélidos. La organización social debió estar basada en grupos familiares locales, bastante independientes de comunidades vecinas. La alfarería es simple, sin asas y fito o zoomórficas, de superficie monocrómica y con adornos diagonales rojas y punteado blanco en algunas ocasiones. Practicaron además mutilaciones corporales.
La tradición Bato tiene la fuerza para perdurar en el tiempo, fundamentalmente en el sector precordillerano, en Caverna El Salitral, Caverna Los Llanos y Caverna el Carrizo, aparecen rasgos alfareros que datan del 900 de la ev. Esto se explica por un fuerte arraigo de las tradiciones que sufrió importantes cambios estructurales socioeconómicos. Los grupos de esta tradición ocuparon, según revelan los estudios actuales, un amplio territorio de la Zona Central de Chile. Por la costa se establecieron en el inter fluvio Petorca- Maipo y por el interior en los valles del Aconcagua, Maipo y Cachapoal.
En el complejo cultural Llolleo, que coexistió con el complejo cultural Bato, acoplaron las rinconadas de grandes valles fluviales, creciendo su demografía al sur del río Maipo. Su alto grado de cohesión interna se reflejó en una marcada identidad visible en sus manifestaciones culturales y funerarias, además de una extensa articulación de recursos y espacios geográficos: costa, valle, cordillera y áreas trasandinas. Presente desde el siglo III de la ev, se extiende al 900 de la ev, cuando aparecen los grupos Aconcagua. Sus asentamientos se encuentran fundamentalmente en el Valle del Maipo y cuenca del Cachapoal. Preferentemente asentados en terrazas fluviales próximos al curso principal del agua, en especial las rinconadas que abrigaban sus viviendas, que seguían el borde de los ríos. De igual forma ocupaban ámbitos lacustre-litorales como en el caso de la laguna El Peral. Los asentamientos costeros están siempre relacionados a valles y quebradas, característico de poblaciones de economía agrícola, que usa los recursos marinos como complemento. En el ámbito de aleros y vegas cordilleranas solo se han encontrado en la precordillera de Rancagua en el sector El Pangal. En el ámbito transcordillerano se ha encontrado evidencia de alfarería tipo Llolleo en Mendoza y Neuquén. Comparativamente los grupos Llolleo tienen mayor dispersión espacial y densidad de población de la Zona Central.
Su radio de acción incluye desde el valle de Illapel hasta las cercanías del río Maule, con mayor fuerza desde el Maipo al sur en especial en las inmediaciones del Cachapoal. Su patrón de asentamiento es disperso, y sus conglomerados habitacionales no son más que lo que corresponde a una familia extensa. Aunque sus viviendas eran de material ligero, sus basamentos se hacen de piedra más al Sur. Se depositaban a los difuntos en el mismo sector habitacional a una profundidad entre 40 y 120 cm., sin embargo las prácticas en relación a la muerte denotan complejidad y variedad. Las costumbres funerarias propias de la cultura Llolleo incluyen urnas de greda para infantes, en algunos casos recubrimiento de arcilla para el cadáver y posibles ritos periódicos de ofrendas de alimentos. Las ofrendas consistían en vasijas de greda, collares de cuentas de piedra, y utensilios para cocinar. Los diferentes asentamientos tenían relación de intercambio tipo trueque entre familias y con otros grupos de la misma cultura, esto incluía cerámicas, collares, urnas entre otras. Su actividad económica era variable según los recursos naturales sin mayor especialización e incluía recolección, horticultura, caza y pesca. Sin embargo el mayor desarrollo lo lograron en la cerámica, que implicaba labores diferenciadas por un esquema organizacional del trabajo. El estilo, con representaciones antropo y zoomórficas, junto a elementos bicéfalos, revelan una estructura de pensamiento que concede una gran importancia al ser humano e indica pautas duales propias del mundo andino. Sus formas penetraron y se perpetuaron en el mundo Mapuche; por ejemplo el ketu metawue o jarro pato, símbolo femenino por excelencia, y es el cántaro ritual que usa el ngepín en la ceremonia del konchotun. Este antecedente es importante para señalar a los grupos Llolleo como una parte del sustrato étnico Mapuche. Algunos integrantes de la comunidad deformaban sus cráneos, no existiendo explicación en la actualidad a esa costumbre.
En el Periodo Agroalfarero Medio de la Zona Central de Chile es consecuencia del gran poblamiento de la zona secundario a la notable adaptación poblacional de los grupos alfareros tempranos ya descritos.
Aparecen en este periodo nuevos estilos cerámicos (siglos V al IX) que revelan contactos con poblaciones alfareras medias del Norte. Aunque nunca alcanzaron un estadío de desarrollo cultural complejo y avanzado característico del Periodo Tardío del área, pues mantuvieron un nivel tecnológico y organizacional similar al periodo anterior. Su inicio se señala en relación a la aparición de un nuevo tipo cerámico caracterizado por una fina decoración en rojo sobre fierro oligisto, de pasta, composición y decoración muy homogénea. Cerámica de este tipo se ha encontrado en Caverna El Carrizo. En este lugar se han encontrado también; puntas líticas triangulares, de base ligeramente curvas y bordes denticulados, que denotan una sofisticación respecto al periodo anterior. Hallazgos similares se han hallado en Caverna El Salitral. En este periodo destacó el uso de pulidores confeccionados a partir de conchas petrificadas de chorito. En El Caletón de Las Cruces, sector Lagunillas del Cajón del Maipo; en un alero sepulcral se encontraron restos de cerámicos de las características de este periodo.
La consolidación agroalfarera, agraria, ganadera y pescadora en Chile Central (900 al 1.470 ev), se produjo durante el Período Tardío representado por el complejo cultural Aconcagua, entre los ríos Petorca y Cachapoal. Estas ocupaciones también dan cuenta de su vinculación y utilización de hábitat y recursos de la cordillera de Los Andes junto con la costa del Pacífico. La lógica articulación de estos extensos territorios implicó necesariamente una integración más que contactos esporádicos con los diaguitas y pueblos trasandinos como la cultura Viluco de Cuyo. El rasgo que caracterizó a este complejo es la cerámica decorada geométricamente, que sugiere la gran especialización de los artesanos cuya máxima expresión es la cerámica Aconcagua Salmón.
La adscripción étnica de la población Aconcagua puede asociarse a la de Picunches, Picones o Promaucaes. La etnohistoria aporta, en el contexto incaico, que una población local de Picones, contigua a la del valle del río Mapocho, y en parte replegada al sur de Angostura y asimilada a Promaucaes.
Expansión Inca:
Durante su reinado Tupac Inca Yupanqui (1456-1493) realizó una expedición que inició recorriendo el Collao, Cochabamba y Tucumán. De Charcas se dirigió al sur y conquistó a los Diaguitas de los valles transversales y a parte de las poblaciones Picunches, fijando los límites del Imperio hasta el río Maule. Cuando los Incas llegan a la zona central de Chile, se encuentran con culturas sedentarias, que además practicaban la agroalfarería. Aparentemente conviviendo en forma simultánea, aunque algunas más antiguas que otras. Hasta el río Aconcagua la lengua era Mapudungun, y de allí al norte la de los Diaguitas.
El Inca Garcilaso de la Vega , en su libro “Comentarios Reales de los Incas”, el español Alonso de Ercilla y Zúñiga en el poema épico “La Araucana ” y los cronistas Vicente Carvallo y Goyeneche , y Jerónimo de Vivar , relatan la expedición Inca hacia el río Maule y su encuentro con los Promaucaes. Los Incas sometieron algunos pueblos del valle de Chile quienes les pagaron tributos. Alrededor del año 1485 en esta campaña al sur del ejército expansionista Inca se libró una batalla entre 20.000 Incas de Yupanqui y 20.000 Mapuches. El subgrupo Picunche, conocido como Promaucaes por los españoles, enterados de la venida de los Incas se aliaron con los subgrupos Antalli, Pincu y Cauqui. Los Incas enviaron parlamentarios para que los Promaucaes reconocieran a Tupac Inca Yupanqui como soberano. Los Incas llamaban Promaucaes, Purumaucas o Purum Aucca a las poblaciones no sometidas por su Imperio.
Los Promaucaes decidieron dar batalla y se enfrentaron por tres días con los Incas en la Batalla del Maule. Las bajas fueron numerosas en ambos bandos no dando por vencedor a ninguno de ellos. Al cuarto día los Promaucaes se retiraron del campo de batalla cantando victoria. Los Incas decidieron no perseguirlos asegurando el territorio conquistado. Fortalecieron así sus posiciones y administrar los territorios ya conquistados al norte. Los pueblos sometidos aceptaron el dominio e incluso obtuvieron ventajas de las políticas sociales del Imperio.
En el año 1520 ev, fallece el Inca Huayna Capac, y sus dos hijos Huáscar y Atahualpa se disputaron en forma fratricida el Imperio. Así se debilita el ejército Inca en territorio Mapuche, abandonan posiciones y se repliegan al norte.
CONCLUSIONES:
Todas las instituciones iniciáticas, incluyendo la Mas dan siempre y necesariamente una mirada hacia atrás en el tiempo, buscando fundamentalmente sus orígenes. ¿Acaso buscan el punto exacto antes de la caída del hombre?
¿Qué buscamos los Masal estudiar nuestros pueblos originarios ? En lo personal admiro la real concordia de estos alfareros que durante siglos cultivaron lazos fraternales entre los pueblos.
Mis QQHH valoremos el ejemplo de nuestros ancestros : la simplicidad de la vida en la naturaleza, en vivir y convivir con recursos aportados por la cacería sustentable, la pesca, la recolección y la horticultura. El hecho de tomar solo lo necesario para vivir da cuenta de una extrema racionalidad para mantener equilibrios entre la poblaciones y los recursos. El hecho de enterrar a los muertos , con utensillos , adornos o animales , como se plantea en la plancha, revela la creencia en la trascendencia tanto del ser humano como de otros animales.
Es deber de este humilde relator, y siendo casi medianoche, el reconocer y rendir un sentido tributo a aquellos que primero poblaron estas latitudes, que vivieron en paz y armonía. Que dieron bases para consolidar la gran nación Mapuche y que fueron fieros guerreros y no se doblegaron ante el invasor extranjero cuando fue necesario.
SFU
JMD 3G
Bibliografía
“Historia de Melipilla” Hernán Bustos Valdivia 2010
“Culturas de Chile Prehistoria” Hidalgo-Schiappacase-Niemeyer-Aldunate-Solimano Andrés Bello 1989
“La verdadera historia de los Masones” Blashke-Río Planeta 2006
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